domingo, 8 de enero de 2017

no son como nosotros 6



Luisa Fernanda llegó a Galicia en octubre.
- Por favor a que hora viene el colectivo * bus que va para Menciños?
- Viene demorado.
- ¡Ah, demorado, lindo color! ¿pero a que hora viene el colectivo que va para Menciños?- volvió a repetir la pregunta al hombre de la taquilla, en la estación de buses

Tenía un timbre de voz semejante a una campanilla que arrastraría a sus pies a cualquier hombre que llamase por su nombre. Sus manos blancas tenían unos dedos tan finos que parecían de porcelana. Era alta y delgada, y vestía un traje negro, con una cazadora de cuero, llevaba unos zapatos de tacón de aguja que hacia su figura mas alargada, y tenía una mirada fría que hacia temer que escondiese un látigo de cuero para castigar a quien osase contrariarla.

Cuando llegó el bus para Menciños subió al coche y el colectivero * conductor no le cobró el billete.

Los primeros días en Menciños estuvieron cargados de felicidad. Hasta Carlos Alberto mostró cambios con la llegada de la hija: como era el primero en levantarse, hacia el café y preparaba el desayuno para todos.

Por la tarde después de torrar los dos, cada uno en su habitación, se levantaban a la seis.


¿Luisa Fernanda me haces un choripan con salsa chimichurri, como se hace en Buenos Aires?


Y veían los dos las noticias de la tarde en la tele.


- ¿ Acá no se habla nada de Buenos Aires?


Las ancianas, madre e hija, viendo lo unidos que estaban los dos comentaban lo bien que se llevaban padre e hija, y el caso que le hacía este atendiéndola en todo cuanto le pidiese.


- No está bien que le haga tanto caso a la hija. Si el hombre no obedeciera a la mujer Adán no hubiera comido la manzana que le ofrecía Eva - decía la bisabuela

- Si, es que tenemos que estar nosotras en todo - apostillaba la hija.

Cuando Roberto conoció a su prima lejana de la Argentina empezó a llamar constantemente y a frecuentar la casa por la tarde; y hasta traer presentes como señal de arrepentimiento de haber tenido hasta ahora, a su bisabuela y a su tía abuela, con la que vivía la anciana, abandonadas. 


Pero el amor es como es, y a pesar de la alegría de las dos mujeres ; que daban por hecho el traslado  de la vida social del ayuntamiento, a la casa, por tener viviendo con ellas a la futura primera dama; una tarde Luisa Fernanda se plantó, antes de hacer el choripan para Carlos Alberto, y dejó bien claro que por mucho alcalde que fuera Roberto su amor no era correspondido.

 
Mariví fue a visitar a su hermano al ayuntamiento, y al lado de un busto, que alguien había dejado arrinconado mirando a la pared, habló con estas palabras a su hermano: 

- Mira Roberto, con lo bien que estabas como esos alcaldes de la capital, tan bien peinados y con carita de niña, que no han roto nunca una flor; y vas ahora y te enamoras. Un alcalde enamorado puede traer muchos problemas al pueblo así que hay que mirar como te enamoriscas. 

Puestos a casarse había que buscar para Roberto una mujer de Menciños. Así que se reunió toda la familia para buscar una solución al problema:

- ¡Pero solo está la hija del taxista y se va casar que ya tiene novio!

- ¡Pues se rapta y ya está!. Ya veras como lo hace hombre en nueve meses. - dijo la bisabuela.


Y para esas cosas del amor los argentinos son mas avanzados que nosotras las del pueblo y dieron la solución al problema:


Buscar una mujer para Roberto por interné. 



mvf.

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