martes, 8 de noviembre de 2016

La mancha





Me levanté temprano porque me esperaba un día aterrador. Mi madre está de viaje y yo he quedado encargada de la casa y de mi padre.



Me vestí; me puse dos trapitos y un bolso grande de mano, tapa-defectos y salí de compras.
Cuando regresé mi padre se estaba levantando.
Aprovecho que se levanta:
- ¡Pa!, ¿porque no sales y me vas comprar algo de fiambre para la noche?
Se lo digo para quitármelo de delante y no verlo en toda la mañana mientras hago la limpieza de la casa, que el fiambre ya lo pude haber traído yo con la compra.
Mi padre desayuna y sale. Regresa al cabo de una hora.
 Me fijo en su camisa:
 - ¿Y esa mancha?
Pone cara de asombro mirándo de reojo para la camisa.
El caso fue como sigue:
Que en la charcutería le dieron, para elegir, a probar el chorizo, y claro no le pusieron vasito con la tapa. Así que tuvo que pararse a tomar un vino antes de regresar y calmar la langrina*  mareo o sensación de vacío del estomago cuando se abre el apetito, no figura en ningún diccionario.


que le produjo en el estomago la tapa de chorizo, a palo seco, de la charcutería. De ahí, a las once de la mañana, su aparición en casa con la manchita de una gota vino tinto que le cayó encima de la camisa .
 - ¡Quita la camisa, que te limpio esa mancha!
Gruñe. Desaparece. Al cabo de un rato regresa vestido unicamente con la camiseta de debajo y me da su camisa.
-Toma. No es para tanto - me dice.

Le hecho quitamanchas, paro la lavadora que estaba en marcha con las sabanas de las camas, y cuelo la camisa dentro. Las mujeres entienden perfectamente lo que digo, la otra parte del genero humano no.


La lavadora termina con un centrifugado, se para y empieza a pitar que ya acabó. Cuelgo la ropa en el tendedero de la huerta. 


Después quedo un rato en la huerta, cojo una lechuga y unos tomates; de regreso a casa la camisa ya está seca, como es verano la ropa colgada seca en un santiamén, la recojo y la traigo conmigo para casa.


Dejo las hortalizas en la cocina y la camisa la pongo encima de una silla que mi padre tiene en su habitación, utilizando su respaldo de perchero. Cuando aparece, de no se sabe que estaba haciendo, sube a su habitación y baja con ella puesta para salir de nuevo.



Me hace el peloteo antes de salir :
 - ¿Marise como hiciste con la mancha para que desapareciera en un santiamén?



Menos mal. Podría suponer que las manchas desaparecen per se, por que  la camisa que compró en la feria esta hecha de tejido plástico come-manchas.

El ruido de la puerta de la casa al cerrar da fe de que acaba de salir.
 
Mediodía:
El reloj aún no ha dado las dos y media y mi padre regresa con la mancha para comer. No es la misma, pero igual que los chinos se parecen todos, las manchas son todas iguales.

- ¿Y esa manchaaaaaaaaaaaaa .... ? - prolongo la a para que se entienda el tonillo con que lo dije.


Mi padre se explica:

Esta vez fue la tapita de callos que tomó con su amigo el médico antes de regresar a casa.
Hablaron de la viuda del que fuera conserje del ayuntamiento; y la mujer, como estuvo casada dos veces no se explica por que no puede cobrar dos pagas de viudedad. Una injusticia; con lo que tenemos que aguantar nosotras.  
 
Mi padre no sabe como fue que le cayó la gota de aceite de los callos en la camisa mientras comentaban el caso.
 El pimentón debía de ser de la Vera. Mi padre al darse de cuenta de que le había caído una gota de aceite trató de limpiarla con la mano y la extendió más.
- Total, una manchita de nada es igual - dijo mi padre
- ¡Trae para aquí. Quitate la camisa para que la lave de nuevo!. ¿O quieres que piensen mal de nosotras?

Como tengo más ropa pongo otra lavadora y lavo la camisa de nuevo, y al terminar de comer cuelgo la colada en el tendedero de la huerta. Es verano y tal...

Después de la siesta la camisa ya está seca.



  - el trabajo que nadie valora de las mujeres. 



Son las seis y terminó la roncada que salía desde la habitación de mi padre.

Se oye el timbre de la casa. Vienen a buscar a mi padre por que van...


No se sabe donde van que van, porque cada vez que pregunto me responden, él y sus amigos, con evasivas y  lisonjas.


-  Marise. que buena moza estas echa, y tal ...


Mi padre acaba la conversación con un:


 -Bueno Marise, hasta la noche no vuelvo - me dice.

¿Y donde habrán ido? -  me quedo con la duda toda la tarde.


Suena el teléfono. Lo cojo. Al otro lado se oye que hablan:

- ¿Si?- digo. Espero respuesta - ¿SI?
Al otro lado continua la conversación, miro el número de quien llama. Es mi padre que debió de llamar sin querer. Pego el oído para escuchar mejor lo que dicen entre ellos; mi padre se oye mejor lo que dice puesto que él lleva el teléfono en el bolsillo.

- Yo en mi casa, soy como el ordenador "IBM" - se oyen risas.

- " y ve me" a comprar el fiambre , "y ve me" a cambiar la bombilla del cuarto de baño, que se fundió, "y ve me" ...  Se siguen oyendo risas.
 Sonrio y sigo con el oido puesto.
- Y mi hija Marise igualita que la madre. Solo se parece en mi que a los dos no nos gustan los hombres.

Que gracioso mi padre. Cuelgo el teléfono, no vaya oír de más.


Continuo con mis cosas. Osea, las de la casa, que no son mías pero las mujeres, incluidas las que no quieren ser mujeres, hablamos así desde que nacemos - aclarado para que se entienda que no me gusta.


Llegado el anochecer he terminado todo y la casa está como una patena. *
Plato pequeño de oro u otro metal en el que se coloca la hostia durante la misa.



Cuando me siento en el salón para ver la televisión oigo que que alguien llama en la puerta.

Me levanto y voy abrir la puerta - Algo pasó, que no es normal que alguien venga a llamar a estas horas.


Abro la puerta y está mi padre que se olvidó las llaves.


- Pasar - les digo. Regresan juntos mi padre y la mancha.


Cenamos todos en armonía.


Después de recoger la cocina y antes de irme a la cama, lavo la camisa a mano para que este seca por la mañana.




Al levantarse mi padre, ni se sorprende ya de tener la camisa limpia, ni se preocupa de decir nada más, ni yo pienso en mostrarle que me preocupa.


Se pone la camisa y  entra en la cocina para desayunar.



Lo dejo solo desayunando; le oigo desde mi habitación y enseguida regreso para ver lo que está haciendo y la mancha sigue ahí en la camisa de mi padre.

La mancha fue ahora que revolviendo con la cucharilla en la taza, el café se derramó en el platillo y claro al coger la taza con el culo mojado,  pinga  ...  

         
Le grito:
 - ¡A ver. Si quieres llevar una mancha te coso una codera en el pecho!

 Amigas, el producto de limpieza, quitamanchas Dalmata, el que tiene un perrito blanco en la etiqueta, lo recomiendo para que elimineis de la ropa todo tipo de manchas pero tener en cuenta que en vez de durar para un mes, se termina en dos días.
 Un asco de obsolescencia.



mvf.

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