martes, 18 de febrero de 2014

Elecciones sindicales. Todo lo que quisiste saber ( o tal ... )



Hay días y días, y días y días.
Hoy teníamos elecciones de delegado de personal en el trabajo, asi que tenía que apurarme para ir a trabajar porque iba estar todo el mundo puntual, por si acaso iba el jefe a primera hora por allí.
Son las siete de la mañana y quince minutos, veintisiete segundos y las décimas de segundo pasan rápidamente en el reloj, mientras yo trató de hacer mis cosas en la loza. Al final me voy ...
Al terminar voy para la cocina donde me espera mi tazón de leche y unas galletas antes de salir de casa.
Me encuentro a mi padre en la cocina que también se ha levantado -  ¡Que milagro. Tan temprano ! -  le pregunto. 
El milagro era que  llevó el coche a pasar la revisión y le dijeron que tenía que arreglar la puerta del conductor. Y se había levantado para llevar el coche al mecánico - un amigo de él, que seguro que lo arregla por dos pesetas - .Entre rebanada y sorbo, mi padre no paró de despotricar sobre los empleados de la inspección técnica de vehículos - sobre que la puerta funcionaba perfectamente...- claro que mi padre no se acuerda del día que me pidió que fuera a la gasolinera con  su coche  para llenarle el deposito,  y  después de bajar para ir a pagar con la tarjeta, al regresar, no pude volver entrar en el coche porque no se abría la puerta; y hubo que ir a buscarlo a casa, con el coche particular que amablemente me dejó el chico de la gasolinera, para que viniera a abrir la puerta y pudiéramos retirar el coche parado al lado del surtidor.
Me despido de mi padre y marcho. Cuando llegué al trabajo ya habían llegado todos mis compañeros. Yo me dirigí a mi mesa de trabajo y puse mis cosas encima. Encendí la lámpara de la mesa, encendí mi ordenador, encendí la impresora, me acordé de cuando fumaba ... y  todo ello, lentamente, mientras con el rabillo del ojo controlaba como estaban las cosas. Parecía que se había muerto alguien y ese día habían asistido todos para verse y despedir al finado.
Y entre pásame esto, o tienes aquella carpeta, dando acción a la oficina, como si fuera un día de trabajo, tuve la sensación de que no se atrevía nadie a ser el primero en ir a votar. Yo pensé en que podían empezar por votar los componentes de la mesa. Pero mira tu lo que son las cosas que los miembros de la mesa son los últimos en votar.
Habían colocado la mesa y la urna, de una manera discreta en una esquina de la oficina, cerca de la puerta de entrada y una vieja costilla de Adán; una planta con enormes hojas cortadas como si fueran costillas, que llegaba a la pared y que había sobrevivido a la vieja y gloriosa época en que la gente fumaba en la oficina y abonaba su tierra con la ceniza del tabaco. Y encima de una silla y debajo de un armarito blanco con una cruz roja, que colgaba en la pared, de primeros auxilios, donde guardábamos la cafetera y las tazas, y la botellita de licor café; colocadas de una manera discreta estaban las papeletas de los dos sindicatos que se presentaban:  el de un amigo del jefe y el otro.
Me di cuenta que la oficina olía a café.
- Marise. Hice un café para todas; como vamos estar mucho tiempo hoy en la oficina ...- Oí decir a la que tenemos de jefecilla de sección por que nadie quiere ser jefecilla de sección en este mundo; claro, que hay  un mundo a parte para las jefecillas de sección.
- Zorra , -  dije para mi -  hubieras traído tu el café de casa para invitar.
 La cafetera estaba encima de la mesa, y desprendía un aroma de café recién hecho que llenaba la oficina. A su lado estaban las tazas y alguna gente que iba y venía
Como yo no tenía prisa en votar la primera, nos quedamos mirando todos para todos, como si nadie quisiera mostrar que alguno había votado alguna vez en su vida; y eso que el voto es secreto.
¿Que a quienes había que votar?. Se presentaba el yerno del jefe y otro trabajador que amablemente le dijo el jefe que se presentara para que hubiera pluralismo; este accedió con mucho recelo, a presentarse por otro sindicato distinto que el del jefe, porque pensaba que el jefe igual quería despedirlo.
Y mientras tanto, allí estaba yo con mi compañera, con los brazos cruzados en calidad de observadoras ... como si fuera del Frente Popular Administrativo.
Afortunadamente apareció la hija del jefe acompañada de su madre  para votar; porque el jefe, para demostrar que eran demócratas, tenía censada toda la familia que acudió sin falta a votar ese día.
Después de votar la hija del jefe acompañada de su madres, entre risillas fue a votar la jefecilla de sección. Y así, como si fuera la comunión de la misa del difunto, se fue acercando todo el mundo a la urna para depositar su papeleta.
- ¿ Podemos votar ahora nosotras ?.

Votamos todos, sin faltar ni uno, no fuese que se supiese lo que se había votado. 
Terminada las votación  se procedió abrir la urna y contar los votos. Todos habíamos votado al yerno del jefe para que todo quedase en familia. Y mientras nos dábamos las felicitaciones, el representante, que vino en nombre del sindicato invitado, llamó a parte a su candidato y le pregunto como había sido que no obtuviera ni siquiera un voto. A lo que su candidato, encogiéndose de hombros,  le respondió con un:
 - ¡Hay. Yo no sé !.  El voto es secreto.
Terminó el trabajo y todo el mundo, en vez de marchar a casa, parecía querer quedar de tertulia, de analistas con el resultado electoral. Me excusé y marche corriendo con mis prisas porque a mi padre le regalaron una afiladora eléctrica de cuchillos y teníamos que salir de compras por la tarde, que ahora no tenemos cuchillos en casa.


Nota: - Uno que no quiere darse a conocer .-  Perdona Marise. Dilo claramente. Estabais, tu y tu compañera, las dos del Frente Administrativo Popular; escisión del Frente Popular Administrativo en su I congreso fundacional. Eres una disidenta.


mvf
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