martes, 17 de mayo de 2011

seguimos con Quasimodo 1º

Vamos continuar nuestra historia contando como fueron las pruebas que Quasimodo, superó, para ganar la plaza y entrar en el cuerpo de funcionarios del ayuntamiento dentro de la más absoluta legalidad.
La convocatoria para cabo de la municipal de nuestro ayuntamiento, fue publicada en el boletín de la provincia. El día no me acuerdo muy bien; solo sé que fue en día laborable entre dos festivos y en temporada estival, y consistía en una prueba escrita y otra practica. Se presentaron, como toda oposición que se precie de exitosa, un montón de gente para una sola plaza.
Mi madre decía - ¿para que tanta propaganda? Marise. Si no se hubiese publicado nada no harían perder el tiempo a tanta gente. ¿porque no publican el dedo del alcalde y del baltarin, a ver cuantos se iban a presentar ? .
- Para chupar los cuartos no es; mamá - le dije yo -  Han traído de la capital, lo mejorcito haciendo pruebas de selección. El mismísimo que realiza las pruebas de las oposiciones en la diputación provincial desde toda la vida. No lo cambian, para que no se dediquen a jugar a la lotería, por que siempre aciertan los que van a salir.

El tribunal, pienso yo que para guardar las apariencias y que nadie se quejase, convocó a los opositores a realizar la primera prueba en la guardería infantil del municipio y les puso un examen facilísimo. Enterado mi padre, cuando hablaban algunos opositores en la cantina de las preguntas del examén dijo que bien se podía presentar mi madre a las de sargenta. Aún así como solo había una plaza apalabrada, había que eliminar gente ya desde el principio. Suspendieron tres opositores, por que escribieron mal sus nombres, uno por que solo tenía un apellido y veintidós exámenes anulados por tener enmiendas tachaduras y raspaduras.Y el resto porque en una pregunta trampa de agilidad mental en la suma de 11 y 12 escribieron veintitrés.

  Quasimodo aprobó por los pelos, porque al poner el nombre, el rabito con el que finaliza la ó « ni tiraba para arriba ni tiraba para abajo», el tribunal tuvo que animarle y empujarle un poco la vocal, para que levantase el rabito y no hubiese duda de que estaba escrita una ó y no que había escrito una á*, osea Quasimoda, error por el que no hubiera superado la prueba.
Esto último que cuento ya me encargaré yo, cuando sea, de que haga unas doscientas o trescientas caligrafías, que aquí, en lo del rabito caído de la ó, no estoy yo muy contenta.


* el acento en la vocal se le pone a todos y todas.

continuará

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